sábado, 7 de noviembre de 2015

La vuelta al mundo de Nellie Bly, y otras historias que contar: de empresaria social, y arruinada, a la vuelta al periodismo (y IV).

Los últimos años de la célebre periodista, cuyo recuerdo sigue vivo en Norteamérica, y más allá.


Empresaria social ejemplar... y arruinada y viuda.

Aquí viene la última entrega sobre la vida y las aventuras de Nellie Bly, que vendría a ser todo lo que le aconteció una vez que volvió a Nueva York, como una auténtica heroína, de su vuelta al mundo, pulverizando la realizada por Phileas Fogg, el personaje inventado por Verne -que por cierto, nada ha quedado para la posteridad, sobre lo que pensó o dijo el escritor francés, al saber de la hazaña de Bly, y que además, no fue la única mujer en realizarlo, pues también Bisland logró batir la marca de Fogg, y apenas por unas pocas horas más que Bly-.
Sin embargo, al poco, y después de entrevistas y homenajes, hizo algo que mucha gente no esperaba, y fue casarse. Pero además, se casó con un hombre mucho mayor que ella, pues le llevaba nada menos que cuarenta y dos años -el día de la boda, en 1895, ella tenía treinta y un años, y él, setenta y tres-. No se sabe realmente el por qué de la boda, pero parece que Bly no tardó demasiado en decidir casarse con él. Básicamente, porque a su futuro marido, Robert Seaman, ejemplo típico de empresario norteamericano "hecho a sí mismo" - un"self made man"-, antiguo periodista que, tras retirarse de su oficio, se convirtió en el presidente de la Iron Clad Manufacturing Co., empresa que fabricaba contenedores de acero, así como recipientes para leche y calderas -industriales, para barcos, locomotoras...-.
 (En la foto, Bly aproximadamente en 1900, cuando estaba todavía casada).

En 1904, a los nueve años de la boda, y contando Seaman ya con ochenta y dos años -no se puede negar que el hombre llegó a viejo, pero también resultaba evidente que Bly no podía esperar que su matrimonio durara décadas, a no ser que su esposo batiera récords de longevidad-, este falleció. Bly, que se casó en parte porque en la sociedad de la época, hasta la más aventurera de las mujeres parece que debía -por fuerza- casarse, y que, sin duda, sentía algo por su marido -admiración, afinidad, pasado periodístico común...-, después de llorarlo y enterrarlo, tuvo que hacerse a la idea de que ahora la Iron Clad estaba en sus manos. Aunque fuera por herencia -no tuvieron hijos; tampoco tan raro, ciertamente-, pero también por ser ella mujer culta y deshinibida a la hora de enfrentarse a nuevos retos, ella decidió ser la cabeza visible de la empresa de su marido. Aún así, decidió que los asuntos financieros fueran llevados por "gente de confianza", que finalmente, parece que no merecían tanta. Bly, que tanta explotación laboral había visto en su juventud, decidió subir los sueldos de sus empleados, preocuparse de que tuvieran seguro médico, descansos, y hasta el gimnasio y biblioteca para los obreros. Pero no tenía conocimientos de contabilidad o finanzas, y bien fuera por el aumento de los gastos, por desconocimiento del funcionamiento interno de una empresa, o porque la gente que llevaba sus negocios tal vez se pasaron de listos, no estaban suficientemente preparados, no le hicieran ni caso, o cualquier otra razón, la empresa, finalmente, quebró.
De nada sirvió que ella misma fuera inventora de una nueva lechera -recipiente para leche-, de un cubo de la basura apilable, y, según se cree -otros cuentan que el auténtico inventor, Henry Wehrhahn decidió cederle la patente-, el bidón de aceite estándar que todavía se usa en Estados Unidos. Así pues, decidió aprovechar su todavía considerable fama y buen nombre, y volvió al periodismo.
Su primer trabajo, precedido por una gran expectación -no dejada de ser el retorno de una leyenda- fue sobre el desfile de ocho mil sufragistas americanas en 1913 en Washington, dirigidas entre otras por Alice Paul, una de las grandes feministas de la época, y que hizo escribir a Bly el polémico "Las sufragistas son superiores a los hombres", sabiendo que aquello daría que hablar, porque lo que Paul y sus compañeras deseaban era precisamente eso, dar que hablar, acabar con el silencio de la sociedad machista.
Más adelante, Bly decidió marchar a Gran Bretaña, y de allá, a Viena, capital del Imperio Austro-húngaro, para visitar a un amigo, y de paso, al decadente pero fascinante estado multinacional de los Habsburgo. Allá le pilló la I Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra -hasta que comenzó la segunda, claro está, que fue todavía mayor, en todo lo malo imaginable, a la primera-, y desde allí decidió enviar crónicas de los frentes de guerra a su periódico de Estados Unidos, el New York Evening Journal. En principio, Nellie no fue molestada, pues su país era nación neutral, y una parte importante de la población norteamericana no sólo era favorable a la no-intervención, sino que, incluso -y aunque hoy en día ya no se recuerde- era pro-alemana, y las razones eran varias: millones de norteamericanos eran de origen total o parcialmente alemán en sentido amplio -de Alemania, Austria, los alemanes dispersos por la Europa Oriental, suizo-alemanes, luxemburgueses, judíos germano-parlantes...-; los irlandeses odiaban a Gran Bretaña, por los siglos de ocupación, hambruna y explotación que habían sufrido; los judíos odiaban a Rusia, por sucesivos pogromos y discriminaciones antisemitas; los polacos, lituanos y ucranianos recordaban el centralismo nacionalista ruso, y los rusos étnicos, o bien eran de familias de clase media liberales, o campesinos y obreros que habían llegado allá con la ayuda económica de toda la familia, y todos odiaban el régimen político-social de los zares; incluso, los anglosajones, a pesar de su origen británico, recordaban que era de esa misma Gran Bretaña, monárquica y tradicionalista, de la que se habían independizado a tiro limpio sus antepasados. Pero cuando Estados Unidos decidió entrar en guerra en 1917, su trabajo se hizo cada vez más difícil, aunque continuó. Allá también era conocida y respetada, y no la acababan de ver como una amenaza. Al fin y al cabo, los norteamericanos luchaban en el frente occidental, no en el oriental, donde austriacos y húngaros se la veían con el Imperio Ruso, al menos, hasta la revolución.

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Alice Paul, una de las feministas -sufragistas, se les llamaba entonces, por defender el sufragio universal, tanto para hombres como para mujeres- que organizó la gran marcha de ocho mil mujeres en Washington, en 1913.

Un cartel anunciando la marcha sufragista de 1913.

Una de las últimas fotos de Bly, que aparenta más de los cincuenta y pocos años que tendría realmente.

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La modesta tumba de Bly, en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx, NY.

Vuelta a su país, siguió mientras pudo en el mundo del periodismo, tuvo tiempo de comprobar los errores del Tratado de Versalles -simiente y abono para una nueva guerra mundial-, y a las mujeres de su patria con derecho al voto (en 1920), hasta que le llegó la muerte en 1922, a los cincuenta y siete años, debido a una fuerte neumonía. Fue enterrada, y ahí sigue, en una modesta tumba del cementerio de Woodlawn, en el Bronx. El mismo cementerio donde sería también enterrada, y debido al mismo mal, su rival -nunca enemiga, como en ocasiones se insinuó- Elizabeth Bisland.


Influencias posteriores en la cultura popular y el recuerdo colectivo.

Las aventuras -reales o no- de Nellie Bly dan para mucho, razón por la cual, aunque de forma un tanto tardía, se realizara un telefilm, en 1979 -si bien no se pudo ver por primera vez en antena hasta 1981- con Linda Purl como protagonista. No es que sea una película extraordinaria -por lo poco que se cuenta de ella en internet- pero tampoco estaba nada mal para conocer la historia de la joven que dio la vuelta al mundo, entre otras cosas. Hoy en día, incluso en Norteamérica, resulta casi inencontrable, pero nunca se sabe, qué se puede encontrar en la red.

La carátula de "Las aventuras de Nellie Bly", telefilm estrenado en 1981.

En este 2015, se ha realizado, y es de suponer que será estrenada en breve -a no ser que ya se haya hecho, y no me haya enterado, que también es posible- "Diez días en un manicomio", sobre la experiencia de Bly en el asilo -más bien cárcel- de enfermos mentales que, prácticamente, acaba por volverla loca a ella, que estaba cuerda. La protagonista es Caroline Barry, y el director Timothy Hines. Respecto al resultado final de la película, parece ser -o al menos lo intenta- lo más fiel posible tanto a la obra de Bly -y libros posteriores que se han escrito sobre ello- como a la época en sí misma.


10 Days in a Madhouse 2015

10 Days in a Madhouse 2015

Uno de los carteles oficiales, un par de imágenes, y el trailer oficial de "Diez días en un manicomio" (2015), la primera película -para cine, no televisión- basada en parte de la vida de Bly.

También existen todo tipo de libros sobre su persona. Algunos son biográficos que incluyen toda su vida, otros, como "Ochenta días", de Matthew Goodman, muy reciente, se refieren sólamente a la vuelta al mundo, que realizó compitiendo con E. Bisland -realmente, ambas tienen más o menos el mismo protagonismo, ayudando a conocer más a la segunda que a la primera, cuya figura sigue siendo recordada en la actualidad-.


La portada de "Ochenta días", sobre Bly, Bisland, y su extraordinaria aventura, que se vivió en medio mundo con una intensidad que hoy en día resulta difícil de imaginar.


New Nellie Bly From Carol McCleary!
Pero también hay libros, como la serie escrita por Carol McCleary, donde Bly protagoniza novelas de ficción. En "No es trabajo para una dama", anda en busca del tesoro de Moctezuma, durante su estancia en el México de Porfirio Díaz.

     

 
Dos portadas de ediciones de los libros de la misma Bly: "Diez días en un manicomio", y "Seis meses en México".

        72days by NB     Cover of: Nellie Bly, reporter by Nina Brown Baker
Otro de sus libros "Alrededor del mundo en 72 días", y una biografía juvenil, que en ocasiones era lectura obligatoria en colegios de todo el país.

El único cómic del que tengo noticia -cuyo autor no conozco- no es que le haga mucha justicia, aunque no sería extraño que, en breve plazo -y más, si la película que se ha realizado sobre ella tiene cierto éxito- pueda salir al mercado otro mejor.

El único cómic que se conoce sobre Bly, ya tiene unos años...

...pero autores actuales podrían realizar uno mejor, como Bagge hizo sobre la vida de Margaret Sanger, que fue casi contemporánea suya -realmente, vivieron la misma época, sólo que Sanger llegó a anciana, aparte de que nació un poco después-.

Adèle Blanc Sec, de Tardi, salvando las distancias, y aún no siendo periodista, sino escritora de folletines, está en parte basada en la persona de Bly.

Por último -aunque se podría hablar bastante más sobre ella, y su influencia hasta nuestros días-, también existe al menos una obra de teatro basada en la vida de Bly : "Las aventuras de Nellie Bly", dirigida por Abigail Anderson, y escrita e interpretada por Maya Levy, si bien, en este caso, no se trata de un trabajo realizado en Norteamérica, sino en Gran Bretaña, y cuenta, incluso, con un trailer.

El trailer oficial de la obra de Levy y Anderson.

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