miércoles, 15 de agosto de 2012

Jaime Hernández, la mitad del Universo de "Love and Rockets".

El creador de "Las locas" Maggie y Hopey, genio del llamado cómic alternativo norteamericano.


El cómic es un asunto de familia.

No hace tanto que escribí una entrada sobre Peter Bagge, que, con su "Odio" -"Hate", en el original-, y otras obras, tanto posteriores como primigenias, fue, y sigue siendo, una de las grandes figuras del llamado cómic alternativo -sea lo que sea que eso signifique- tanto de Estados Unidos, como a nivel mundial. Al fin y al cabo, de yanquilandia llega una parte considerable de nuestra cultura popular, se quiera reconocer o no. Desde luego, habría otros nombres que añadir a la lista, si nos atenemos que, por esa etiqueta, no incluiríamos a gente como  Crumb o Shelton, que dibujaron, principalmente, en los 70. Serían, más bien, autores -guionistas y dibujantes/ilustradores al tiempo, aunque a veces colaboran en pareja, cada uno con un trabajo predeterminado, pero influyéndose el uno al otro- de los 80 hasta ahora. Irrumpiendo con historias que no trataran con el sempiterno -y muy respetable, y con auténticas obras maestras, quede claro, pero un tanto repetitivo ya- mundo de los superhéroes -o, en los últimos tiempos, también zombies, vampiros, etc.-. Al contrario de lo que se podría pensar, no eran gente que huyera ni de la cultura popular, ni del humor, ni del poder hablar de la vida de la gente común sin, al mismo tiempo, resultar amenos y fáciles de leer.
 Las últimas generaciones de estos autores, a partir del año 2000 darían paso a lo que ahora llamamos "novela gráfica", que no siempre es norteamericana o británica -véase el "Persépolis" de la iraní, y francesa de adopción, Marjane Satrapi-. Etiqueta -¡otra vez las etiquetas, tan típicas del mundo editorial y musical anglosajón; algún día me extenderé un poco más en esto; eso sí, lo reconozco, ¡cómo me gusta usarlas, por favor!- que se ha colocado también, y a posteriori, a la obra de los Hernández bros. -brothers-, Bagge, Alan Moore, Frank Miller y otros autores, de una forma, en ocasiones, un tanto arriesgada -ellos mismos, en ocasiones, reconocen que no creen haber hecho nunca "novela gráfica"; o, al menos, no siempre, y aún menos, a sabiendas-.
Bien, basta ya con el preámbulo -gran defecto mío, enrollarme como una persiana- Hablemos del señor Jaime Hernández. O mejor dicho, de los hermanos Hernández, porque son tres, aunque desde hace años, son sólo dos los que se dedican a este mundillo -enorme y extraordinario mundillo sin fronteras claras y en constante expansión- que es el de la historieta.

La primera portada de "Love and Rockets" de 1981, con portada de Jaime. Teniendo en cuenta que la hizo un chaval de veintipocos años, principiante, y que aprendió a dibujar de forma autodidacta, no está nada mal.

Los Hernández nacieron en la población californiana de Oxnard, una población que, actualmente, tiene poco más de un siglo de antigüedad, y donde casi 3/4 de su población, de unos 200.000 habitantes, está compuesta por hispanos o latinos -básicamente, mexicanos o sus descendientes, algunos, con varias generaciones en Estados Unidos-, y donde los escasos blancos -un 15% de la población total, más o menos- que no viven en sus propias urbanizaciones, asiáticos -chinos y japoneses, bastante presentes en la obra de Jaime-, negros o nativos, viven tan mezclados con la gran mayoría mexicana, que se podría decir que, sin dejar de ser culturalmente estadounidenses, se han latinizado en mayor o menor medida en su casi totalidad. Allá, en una familia de cuatro hermanos y una hermana -él, el menor- recibieron de pleno la influencia de la cultura popular anglosajona -una cultura, por lo demás, que racismo aparte, acostumbra a ser bastante abierta para acoger a los que están dispuestos a adoptarla-: el cómic, el cine, y la música. Lo que se llama, cultura pop. Y a finales de los 70 y principios de los 80, lo que más pegaba en los USA fue el punk, incluso tiempo después de que en su país originario, los UK dicho movimiento musical ya fuera casi historia -con permiso de los Clash, y de los llamados "siniestros", antecedentes, al menos en parte, de los actuales góticos, como Siouxie and the Bhansees-.

Cartel conmemorativo de los 30 años desde la publicación del primer número de "L&R" con una temática, como no, musico-punkera.

 Los tres hermanos más interesados en el cómic -Jaime, Berto/Gilbert, y Mario- decidieron que leer historietas estaba muy bien, pero llegado el momento y a cierta edad, lo que más gusta, es ser no sólo consumidor, sino también creador. Aprovechando que vivían en un lugar y una época en que el "hazlo tú mismo" -la parte más práctica y positiva de un movimiento normalmente bastante nihilista como el punk, que en Gran Bretaña no pasó de ahí por su escasa duración- era una alternativa bien real, decidieron publicar su propia revista: "Love and Rockets". ¿Por qué este nombre? No he podido leer la razón en ningún sitio, pero creo que, si se leen las historias de, al menos, Jaime -y de Mario como guionista y, en ocasiones, dibujante o  entintador-, se descubre el por qué: las primeras historias de la saga de "Las locas" tenían como protagonista a Maggie -Margaret, Margot, Perla, Maggie la Loca, Canija...; a lo largo del tiempo, se le llamará de distintas formas- Chascarrillo, mecánica de naves espaciales, robots y demás cachivaches futuristas. Y esta joven tendrá como amor platónico a su jefe y compañero Rand Race, pero también -y cada vez más, hasta ser algo definitivo, aunque con altibajos- a su compañera de piso, Hopey -o Hope, o Esperanza, que es su auténtico nombre- Glass. Y en aquellos tiempos -muy principios de los 80-, tener como protagonista de un cómic a una joven lesbiana, o al menos bisexual, con algo de sexo explícito -aunque no basando la historia en ello, y siempre sin caer en el mal gusto, y digámoslo así, "por exigencias del guión"-, eran palabras mayores.
 Love and Rockets fue, desde luego, un soplo de aire fresco para el cómic americano, como también la revista Weirdo, de Robert Crumb y, más tarde, de Bagge, o la también alternativa Zab Comics. Es probable -no es que los norteamericanos lo reconozcan a menudo, pero creo que fue así- que también recibieran la influencia europea, sobretodo francesa y belga, pero también italiana -Hugo Pratt, entre otros- o incluso española, aunque, más bien, de los españoles que trabajaban en y para editoriales franco-belgas. Y el hecho de que la revista francesa -o europea, más bien- Metal Hurtlant se publicara en el mundo anglosajón con el nombre de Heavy Metal -con cierta participación autóctona, pero seguía siendo la original francesa-europea- provocó que una industrial editorial un tanto anquilosada empezara a mirar hacia otros horizontes. Pero no nos engañemos, los primeros números de Love and Rockets, en toda Norteamérica, y eso incluía Canadá, apenas pasaba de los 20.000 -con suerte, en algunos casos 30.000- numeros vendidos. Y eso, en un territorio gran consumidor de cómic. Pero eso no impidió para que tuvieran seguidores, que reclamaban la re-impresión de los inencontrables números atrasados, y que dieran el salto a Inglaterra. De allá, a ser fichados por Fantagraphics -sí, la editorial de Bagge, y de un montón de clásicos recuperados, que en gran parte, dudo que lleguen a publicarse por aquí, a no ser a precios casi prohibitivos-, sólo había un paso. Así, desde 1981 a 1996, la revista se fue publicando, al principio con un número variable de páginas, y sin una perioricidad clara -dependiendo, simplemente, del material que lograran hacer en determinado tiempo; si era mucho, podían hacer un número con más de setenta páginas; si era menos, con cuarenta y pocos; esto hacía que el precio, como el número de páginas, también variara-, y más tarde, de forma más "profesional" -la editorial era un tanto "sui generis", y bastante liberal, pero no dejaba de ser una empresa-, publicando Fantagraphics todo lo realizado por Jaime en 15 volúmenes de mayor extensión, siguiendo menos de un año después con otros cinco volúmenes. Y eso, hasta ahora, porque no parece que Jaime esté dispuesto a dejarlo estar.


Las cuatro protagonistas principales de "Locas": Izzi Ortiz, Maggie, Hopey y Penny Century.

La obra capital de Jaime Hernández: Las locas. Desde 1981 hasta ahora.

Bien, hasta ahora, todo ha sido una mínima presentación de nuestro hombre. Ahora, una vez que se ha explicado mínimamente en qué consistía su revista, creada y  publicada junto a sus hermanos Beto y Mario  -principalmente, el primero-, habría que explicar el por qué resultaría interesante leer su obra. Podría decirse que ésta es una sola, Las locas, pero al tiempo, diversa, alambicada, con multitud de personajes principales y secundarios, formando todo un universo que, en ocasiones, es también el de su hermano Beto, que en la revista común, creo uno propio, aunque no contradictorio -más bien, compartido-, el de Palomar, un pueblo de un país indeterminado de Latinoamérica -más probable en Centroamérica que en el sur de México, donde se le supuso al principio-, de donde sobresalió un personaje en particular, Luba -la reina de las mujeres- con su multitud de hijos, sus grandes pechos -no es morbo, es que es algo que llama la atención desde el primer momento- y un martillo como método simple pero eficaz para resolver los problemas -o para pulverizarlos, según se mire-. Luba, y toda su numerosa y en gran parte femenina familia -porque los universo de los Hernández bros. son femeninos y feministas, sin ser excluyentes del sexo masculino- finalmente no sólo tendrían una larga vida propia, sino también su propia revista. Pero eso es otra historia, que tal vez tarde en explicar, porque todavía soy un neófito en el mundo del hermano Beto/Gilbert.
En principio, las historias de Maggie Chascarrillo -el apellido tiene guasa, aunque los que no conocen el español difícilmente lo encontrarían llamativo, más allá de cómo les sonara al intentar pronunciarlo- eran, claramente, una mezcla de ciencia-ficción, con acción y amoríos, digamos, bisexuales, pues desde el primer momento se ve cómo Maggie está enamorada de su jefe Rand Race, y, al tiempo, convive y es algo más que amiga de su compañera, la escocesa-colombiana Esperanza Glass, alias Hopey -de Hope, esperanza en inglés; algunos juegos de palabras, o apodos de los personajes, son bastante fáciles de comprender con que se tenga cierto conocimiento de inglés y español al tiempo; hay que tener en cuenta que hablamos de un autor que se encuentra entre dos culturas: la hispana y la anglosajona, y pertenece a ambas al tiempo-. Una y otra son mecánicos de robots, naves espaciales -o vehículos aéreos, porque realmente nunca llegan a navegar por el espacio- y demás aparatos futuristas, pero, si en principio vemos historias claramente fantásticas, con dinosaurios incluídos, más adelante se va volviendo más realista, conociendo a toda la familia, amigas y conocidas de Maggie, a su novio temporal Ray -artista siempre fracasado, amante también fracasado... en fin, un desastre de hombre, que poco a poco tendrá su importancia como personaje semi-independiente-, su más o menos amigo anglo Doyle -todavía más perdido que Ray, que al menos intenta algo con Maggie, y más adelante, con una amiga de ésta, la afroamericana Danita; y que acaba de mal en peor por no ser capaz de tener idea de qué hacer con su vida-, su amiga Penny Century -Penélope Beatriz García, una rubia que se tiñe de moreno, porque en realidad de jovencita ya lo era, casada con un misterioso multimillonario de aspecto más o menos "demoníaco", y que no se sabe bien si es una ninfómana, el colmo de la inocencia, o que, simplemente, está como una cabra, y que vuelve loco a cualquier hombre, pues es mujer de buen ver, aunque experta en enredar a cualquiera en sus ininteligibles historias-, su también amiga y casi hermana mayor Izzi -Isabel- Ortiz -antigua miembro de la banda de las Viudas Negras, escritora de novelas de terror, casi protectora de Maggie y Hopey desde que son niñas, y que no se sabe bien si es víctima del mismísimo demonio o que, simplemente, tiene una mente tan calenturienta que le impide comportarse como una persona normal-, o su tía Vicky Glory -luchadora profesional de lo que aquí se llama Pressing Catch- y su rival eterna -y gran amiga de Maggie, que la admira sobremanera- Rena Titañón, la Toña -luchadora no sólo en el ring, sino también en la vida real, contra toda clase de villanos y tiranos, y que en un principio tendría importante participación, y se nos explicaría gran parte de su vida-.
 Algunos de estos personajes, por no decir la mayoría, irán aparenciendo también de forma independiente, y llegarán a tener una personalidad cambiante y cada vez más interesante, entre saltos temporales donde se les podrá conocer más a fondo, a distintas edades, y se sabrá cada vez más sobre sus orígenes, y el por qué de su carácter.
Pasado el tiempo, Jaime abandona todo lo que tenga que ver con la ciencia-ficción, y si a veces hace referencia al mundo de los superheroes -de forma a veces simbólica, en otras, como homenaje a la importancia que éstos tienen en la cultura popular norteamericana, o para contar historias de formas distintas y llamativas, y teniendo muchas veces como protagonista a Penny Century, obsesionada desde adolescente con ser, precisamente, un superheroe; lo único que su rico marido, Costigan, el de los cuernos de demonio, no le puede ofrecer-, para asentarse en una serie ininterrumpida y complementaria de relatos, más cortos algunos -e, incluso, casi anecdóticos-, más largos otros, como "La muerte de Speedy", donde el tal Speedy del título -un amigo y medio novio de la infancia de Maggie- se transforma en protagonista de una historia sobre amoríos, bandas, peleas referencias culturales que da una imagen de lo que es el mundo chicano del sudoeste de los Estados Unidos, y donde el personaje de Ray empieza a tener creciente importancia.
Las historias se alargarían, como ya se ha dicho, durante años. En total, en España se editaron tres volúmenes que serían como 850 páginas, más o menos, y que incluiría todo lo publicado en el primer Love and Rockets hasta 1996, excepto alguna historia corta con otros personajes -también Beto publicó en la revista una biografía de Frida Kalho, y las historias de un personaje tan curioso, y del que no he podido encontrar información por mucho que haya buscado, conocido como Errata Stigmata, y que parece recibir cierta influencia del mundo gótico, o pre-gótico, por ser de principios de los 80-. Más adelante, con las historias nuevas, llegaría un cuarto tomo, que lleva el nombre de la simpar y curvilinea Penny Century, que incluiría una historia más o menos independiente, pero parte del universo Locas -por llamarlo de alguna forma-, pues sus dos protagonistas son personajes secundarios en algunas de las historias de Maggie cuando está con su tía Vicki, la campeona de Pressing Catch y rival de la Toña, pues éstas -una luchadora joven pero inocente que quiere formar parte de su compañera, mayor que ella, madre y esposa, pero relativamente mediocre, aunque eso signifique no poder progresar en su carrera- también son parte de tan singular y emocionante mundo.


Que el wrestling -o lucha libre americana- tiene un espacio y atención considerables en la obra de Jaime, está claro. Incluso, existe una historia independiente, "Whoa, Nelly", publicada independientemente, y en España, junto a las historias de "Penny Century" -con ese nombre- y otras anteriores.

 Pero, para el que piense que ya no había gran cosa que contar, Jaime, con un dibujo quizá algo más esquemático, o no dedicándole tanto trabajo  a los fondos de las viñetas -aunque éstos sigan siendo importantes-, y acercándose un poco al estilo de su hermano -siempre hubo influencias mutuas-, siguió con las aventuras, sólo aparentemente rutinarias, siempre sorprendentes a pesar de su supuesto realismo, con unos personajes que ya rondan los cuarenta: un Ray Domínguez que va malviviendo mientras recuerda todas sus ex- amantes mientras no encuentra hacia donde ir; una Maggie que, descubrimos, está separada -y de quién, pues no deja de ser un personaje nuevo, ese extraño y hasta el momento desconocido, ex-marido-; una Hopie que acaba tieniendo con Maggie una relación de idas y venidas mientras decide asentarse en su trabajo de camarera de barra en un bar; y un personaje nuevo, y más joven: Vivian, una chica extremadamente atractiva, malhablada y con una voz horrible -de ahí sus apodos: boca de alcantarilla, o de rana- deseada por Ray, y que se pega a Maggie cuando no tiene a nadie más con quién hablar, pero que desaparece con la misma facilidad con que aparece en su vida. No me extiendo más por si alguien decide descubrir estas y otras historias por su cuenta. Este último material aquí se vende en dos tomos -que quizá, como en USA, acabe en uno sólo-: "El fantasma de Hoppers", y "La educación de Hopie Glass". Y que haya material nuevo, imagino, sólo será cuestión de tiempo.


Maggi Chascarrillo en diversas épocas de la historia de Locas, desde la mecánica futurista de 18 años, hasta la mujer de 40 que todavía busca asentar su vida.

La sinpar Penny Century: inocente, amiga imprevisible, amante insaciable, fantasiosa y alocada. Y todo un carácter, así que mejor no tocarle a sus amigas.

Más allá de Hoppers, y el mundo de Maggie.

Bien, hasta aquí, el llamado "Universo de las Locas", o de Hoppers, que es el barrio -o más bien, la pequeña ciudad suburbial, parte del "Gran Los Ángeles", con sus 12 millones largos de habitantes, y que no deja de ser una forma literaria de la Oxnard natal del autor. Pero como ya se contó antes, los Hernández, antes de separarse, trabajaron juntos durante años, llegando muchas veces a ayudarse, a influirse, a querer ser igual que su otro hermano a la hora de hacer mejor tal o cual cosa que se le daba de maravilla al otro. Dejando la ayuda en guión, rotulación y fondos de su hermano Mario, que finalmente acabó dejando el mundo del cómic, y que antes de eso ya había publicado algunas historias propias, Jaime se dejó influir en la capacidad de Berto de realizar historias realistas, largas y con mayor influencia cultural latina. Mientras, Berto siempre admiró la facilidad de su hermano a la hora de dibujar mujeres atractivas, y cómo era capaz, en su habitua blanco y negro, de jugar con las luces y sombras, dar a sus personajes y fondos una línea clara que permite admirar los geniales trazos con que los retrataba -de ser europeo, probablemente se le habría incluido entre los autores de la línea clara, como Hergé, o dentro de autores más actuales, el francés Chaland, o el español Daniel Torres-.

Portada de Mister X -aunque no de Jaime o Beto-, proyecto que abandonaron por algo tan simple como no cobrar por su trabajo.

 Ese trabajo conjunto no sólo fue en su revista donde, al fin y al cabo, aunque hubiera influencias y colaboraciones, y a pesar de ver algún guiño al conocedor de la obra de ambos, cuando se puede encontrar a uno de los personajes de Berto en una historia de Jaime y viceversa, ellos también realizaron una historia juntos. Se trata de "Mister X", donde ambos hermanos -con la ayuda de Mario en rotulación" se hicieron cargo tanto de guión como del dibujo. Pero los problemas a la hora de cobrar sus honorarios con la editorial Vortex, obligaron a que la historia de este extraño personaje -una especie de arquitecto insomne, gracias a una droga que le permite estar despierto las veinticuatro horas de forma indefinida, que se cree culpable de que el extraño diseño de los edificios de la ciudad donde vive, de estilo más o menos a lo Bauhaus o constructivistas, puede llegar a enloquecer a sus habitantes- tardara tiempo en volver a salir a la venta -esta vez, con dibujo de Seth, y guión de Dean Motter-. Aún así, necesitaron de más autores para acabar, años después, la historia, y eso que, en principio, realmente prometía. En España Norma lo publicó en un solo volumen, tanto la parte de los Hernández como la posterior, pero no incluye una última serie de la historia, publicada por Dark Horse -una editorial, al menos, más seria; y con más dinero, que eso también cuenta-.

Aparte, Jaime, gran ilustrados además de historietista, ha realizado otros muchos trabajos. Como una historia corta donde, vuelve a tratar el tema de los superheroes -o superheroínas, más bien-, pero muy a su modo: "Las primas Controla" -así, en español-. Esta es su primera página.

Las primas Controla, un respiro fuera del universo "Locas".

Y aquí, un enlace para poder leer la historia completa, que yo sepa, inédita en castellano -está en inglés, pero no hay mucho texto, y tampoco resulta complicado para quién tenga cierto conocimiento del idioma-. También permite copiarlo.

Pero también se ha dedicado a la ilustración pura, como en este cartel del programa de radio de Bob Dylan "Theme time radio hour", donde cada personaje o grupo de personajes que se pueden ver en él -y hay una buena cantidad- corresponden a las voces que se oyen en cada apartado o sección del programa.


Recomendable el aumentar el tamaño de la reproducción del cartel, lleno de personajes.

También se ha dedicado a crear portadas y contraportadas, primero, de discos -para entendernos, los legendarios y, aparentemente, ya lejanos en el tiempo vinilos de color negro, de esos que se rayaban con tanta facilidad, y que siempre teníamos que cuidad de que no se nos rompieran ni cogieran polvo-, y más adelante, de Cds. En su mayoría, como no, de punk-rock y otros grupos alternativos. Al fin y al cabo, él fue el que mejor supo representar en cómic la movida punkera norteamericana de finales de los 70 y principios de los 80 y que, en menor medida duró hasta principios de los 90, cuando en Gran Bretaña ya no era más que historia -cierto que los grupos de punk-rock o power-pop norteamericanos, como Green Day y Offspring acabaron, y el movimiento y su estética en sí mismos, acabaron siendo asimilados al sistema capitalista y a cierta parte del "meanstream" que aparentaba no serlo, pero, aún así, no dejaron de conservar un inconformismo, generalmente, bastante genuino-.


La portada y contraportada del último disco de "Coyote man", un grupo británico -eso sí, con grandes influencias de la música popular mexicana- con el que colabora Jaime, que les conoce personalmente, y a quién han dedicado más de una canción.


La portada de "White flags of winter chimneys", del grupo de power-pop -o pop acelerado, como también se le llama- Wendy & Lisa.


Y si has colaborado con grupos de gente a la que no conocías, incluso de otros países, ¿cómo no hacer la portada del de tu propio hermano Ismael? Los Hernández, además de una hermana, eran cuatro hermanos, e Ismael era el único que, teniendo también -¿cómo no?- inquietudes culturales, no se dedicó al cómic, sino a la música. Alternativa, claro.


Incluso, se ha llegado a hacer un CD recopilatorio dedicado a la obra de Jaime, aunque, según algunos críticos -y conocedores del mundo "Locas"-, en gran parte se trata de rock alternativo de los 90 y principios de los 2000 que no acaba de cuadrar con la música de la que se hace referencia en las aventuras de Maggie, Hopey -la más punkera de las dos-, y compañía.


La portada de la "musiquización" de "Love and Rockets".

Además, Jaime experimentó con algo tan norteamericano -y tan desconocido por estas tierras- como son las tiras diarias de un periódico de renombre. Resulta algo difícil, pues no podía jugar con el tamaño y colocación de las viñetas, se editó en forma de libro en color -algo realmente raro en su obra, carteles aparte- y con mucho texto explicativo. Más o menos, correspondería a los últimos tiempos de Maggie, rondando ya los cuarenta, y con su heroína, Rena Titañón, ya con setenta.


Una serie de tiras para "Funny Pages", la revista dominical del "New York Times". Las tiras diarias, en revistas o periódicos, todavía es algo común en USA por parte de autores reconocidos, "alternativos" incluidos.

También es un autor requerido para especiales y recopilatorios. La revista "Strange Tales", que se dedica a publicar historias humorísticas o alternativas de superheroes, realizadas por autores que, normalmente, no se dedican a ello, contó con él y con su hermano para un par de relatos. En su caso, "Love and the Space Phantom", con la mujer invisible, de los 4 fantásticos, como co-protagonista -porque el fantasma del espacio del título, que se sepa, es invención suya.

Incluso, en sus ratos libres -si es que los tiene-, realiza portadas para revistas que no tienen apenas nada que ver con el comic, como la revista cultural neoyorkina "Village Voice", que le dedicaba un artículo.


Y aquí, una imagen de él mismo, con sus personajes:

La de la izquierda del todo es Daphne, la amiga japonesa, y la de la derecha con cara de asco, la atractiva pero susceptible Terry, la primera pareja de Hopey, la única que triunfa en la música, empezando como rebelde punk, y acabando como cantautora en locales pequeños, guitarra acústica incluida.

Y hasta aquí hemos llegado. Si esta entrada es más larga, es porque, siendo éste un artista gráfico, creo que valdría la pena dar a conocer parte de su obra en general, y no sólo historietística. De todas formas, desde hace unos seis o siete años, casi todas sus historias están disponibles -excepto las tiras diarias y algunos relatos cortos, de los que antes he hablado; como "Las primas Controla", o su colaboración con "Strange Tales", pero poco más. Y en la red, es fácil encontrar multitud de imágenes de las que vende el original, pero se puede copiar sin problemas. 

2 comentarios:

  1. Hola,

    Tienes alguna referencia sobre el disco recopilatorio que mencionas,"Versions"? La portada que incluyes es una especie de ”guiño” a la portada de “Express”, del grupo musical Love & Rockets, solo que ha cambiado la palabra “Express” por “Versions”, incluyendo a Maggie a lomos del cohete. ¿Qué relación hay? Tengo mucho interés en localizar este disco.

    Gracias

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    1. La verdad es que no había caído en ello, así que me puse a buscar, y sí, el álbum dedicado a L&R-revista está inspirado en el que anteriormente había publicado el grupo del mismo nombre. Pero, por lo que pude averiguar -tampoco es que encontrada demasiado claro, y mi inglés es un tanto penoso-, no se trata de versiones sobre el grupo, sino de canciones de otros grupos, básicamente de los años 90 -o sea, que no cuadrarían mucho con el cómic, cuya acción se desarrolla, al menos la época más punk de las dos protagonistas- en los 80. Creo que en parte sería rock alternativo, y en parte tecno, aunque no he podido averiguar los grupos.
      Pero si, como dices, se trata de una nueva versión del "Express", pues no, simplemente aprovecharon que, precisamente, el grupo se hubiera inspirado en la revista para escoger nombre, pero nada más.
      Gracias por el comentario, porque, como quién dice, estoy empezando el blog -todavía estoy aprendiendo como llevarlo como es debido, así que no sería extraño que se vean algunos cambios-. Hasta otra.

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