jueves, 19 de julio de 2012

Unos versos desde Persia.

Estos escasos versos los encontré hace mucho en la red por casualidad, y decidí mandárselos por carta -de las de verdad, de papel- a una persona de la que, cosas de la vida, hace ya mucho que no sé nada, y no creo que vuelva a ver.
Casualmente, haciendo limpieza de papeles, los volví a encontrar en el trozo de hoja en que lo escribí, y así pude saber, volviendo a buscar en la red, sobre el nombre de su autora. Era una página sobre escritos de, se supone, mujeres iraníes, pero que no tenía ni título, ni autor o autores reconocidos, ni a penas nada, excepto al equivalente a dos o tres hojas de escritos y poemas.
De la autora tampoco logré encontrar información alguno, lo que hace pensar que fuera, digámoslo así, una poetisa anónima -según la RAE, o quién así lo decide, "poeta" no tiene femenino; pero a mí me gusta poetisa, y como aquí soy y el que decide qué es lo que se escribe y lo que no...-. Lo único que puedo decir es que su apellido, Tablizi, puede significar ser originaria de la ciudad de Tabriz -o Tabliz-, en el noroeste iraní. O sea, que debe tratarse de una azerí, más emparentada por lengua, raza y cultura con sus hermanos del otro lado de la frontera -el Azerbaiyán independiente ex-soviético- y con los turcos, que con sus propios compatriotas persas indoarios.
Bueno, pues esto es lo que escribió:

Yo hablo de lo profundo de la noche,
de la abismal oscuridad.
Si vienes a mi casa, amor, tráeme luz
y una ventana para que pueda ver la felicidad de aquella calle abarrotada.



Sé que no es mucho, pero a mi me agradó  especialmente.

La próxima vez, más.

Anexo: Mucho después, en 2015, descubrí el nombre de la auténtica autora de los versos. Se trata de Forugh Farrokhzad -o Farrokjad-, poeta iraní, sí, que vivió entre 1935 y 1967, y que fue una auténtica revolucionaria de la poesía persa, razón por la que, hoy en día, resulta tan difícil encontrar en su país algún libro que reproduzca su arte, y tantos que hablan -mal- de su vida y carácter.
En este mismo 2015, por tanto, decidí dedicarle una entrada completa.

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